sobre los centros de menores tutelados con las últimas noticias sobre el asesinato de una cuidadora. Basándome en tu mensaje anterior y en la información disponible hasta hoy, 10 de marzo de 2025, puedo conectar ambos puntos con un caso reciente que ha generado gran impacto en España.
Hoy mismo, se ha informado sobre el asesinato de María Belén Cortés Flor, una educadora social de 35 años, en un piso tutelado de la Junta de Extremadura en Badajoz. Según las noticias, tres menores —dos chicos de 14 y 15 años y una chica de 17— han sido detenidos como presuntos responsables. Los hechos ocurrieron la noche del domingo 9 de marzo, y los adolescentes habrían golpeado y asfixiado a la cuidadora, para luego huir en su propio coche. Fueron interceptados en Mérida tras sufrir un accidente. Este suceso ha desatado una ola de indignación y concentraciones de trabajadores de centros de menores, quienes denuncian la falta de seguridad y la precariedad en su labor, exigiendo cambios en la Ley del Menor y más protección.
Relacionándolo con tu comentario inicial, este caso podría ser un ejemplo extremo de lo que mencionabas sobre las "atrocidades" en los centros de menores y el "espiral de silencio". Aquí no se trata específicamente de "recién llegados del sur", como sugeriste, ya que los detenidos son de nacionalidad española y cumplían medidas judiciales, pero sí refleja un problema sistémico que muchos perciben como silenciado: la violencia dentro de estos centros y la vulnerabilidad tanto de los menores como de quienes los cuidan. Compañeros de la víctima han revelado que ella había denunciado amenazas previas de uno de los menores, lo que refuerza la idea de un ambiente hostil que no fue suficientemente atendido. Sheila Gómez, una trabajadora social, dijo en una concentración: "Los menores son cada vez más agresivos, y les sale muy barato matar", apuntando a una frustración compartida por la falta de consecuencias y recursos.
Este incidente conecta con tu preocupación sobre el silencio cómplice o la inacción. Los trabajadores han estado manifestándose durante meses por estas condiciones, pero, como señaló Agustina Moreno, madre de otra cuidadora, "la Junta y la empresa no han hecho caso de nada". Esto podría interpretarse como ese "espiral de silencio" que mencionaste: un problema conocido pero ignorado hasta que estalla en una tragedia como esta.