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 La clausura de la Asamblea Nacional Popular (ANP) de China, celebrada el 11 de marzo de 2025, marca el fin del evento político más relevante del país, donde se han aprobado medidas clave para contrarrestar las presiones externas, especialmente la guerra comercial impulsada por las políticas de Donald Trump. Entre las decisiones destacadas están los estímulos económicos y las políticas destinadas a reforzar la autosuficiencia tecnológica, una clara reacción a los aranceles impuestos por Estados Unidos.

Estas medidas reflejan la estrategia de Pekín de blindar su economía frente a un entorno global desafiante. Los estímulos económicos podrían incluir inversión en infraestructura, apoyo a industrias clave o incentivos fiscales, mientras que el énfasis en la autosuficiencia tecnológica apunta a reducir la dependencia de cadenas de suministro extranjeras, especialmente en sectores como semiconductores y energías renovables. Todo esto sugiere que China está priorizando una postura de resiliencia a largo plazo, adaptándose a un contexto de tensiones geopolíticas y económicas con EE.UU.

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